Estirar del hilo de una idea
con la legitimidad del herido y
la voluntad del rencor, es fácil;
como arrojar piedras sobre un charco,
ajeno al estallido y a sus ondas.
Las heridas marcan nuestra vida y también
se heredan
entonces esos charcos
no curan, ni cicatrizan,
solo remueven el barro de otro
aunque lo amáramos sobre todas las cosas,
aunque lo amáramos,
aunque fuera quien nos enseñara
a tirar piedras sobre los charcos,
aunque fuera…