La ropa no tiene alma, pero
cuando ella está triste
siempre se pone esa camisa azul,
incluso en verano,
cuando lo lógico
sería llorar desnuda.
Como un ventrílocuo
le presta su voz a la cosa, hace
que hable por ella, que grite por ella,
como una elegante bengala de auxilio.
Cuando está alegre, en cambio,
se pone vestidos, blusas, pantalones, sudaderas
como si el fondo de armario no tuviera fin…
Sé que esa camisa triste,
refleja su soledad monocromática,
su silencio de lluvia, el otro lado del espejo
y que siempre estará con ella. Pero
me quedo con que la alegría
no necesita que hablen por ella, por si misma
se expande, conecta con el otro,
como si fuera viral.
La alegría
a veces lo pienso
es un meme de gatitos.
@raulvelascosanchez