«Soy la inmensa sombra de mis lágrimas» F. G. Lorca
El niño besó la luna
aprovechando que ésta dormía,
el niño besó la luna
y en su mente se hizo de día.
Las estrellas cantaron un tango
cuando la tierra estaba oscura,
las estrellas cantaron un tango
verde como la aceituna.
La semilla germinó aquella noche
cuando los poetas miraban el fuego,
la semilla germinó aquella noche
y el niño, ya hombre, lloró sus lamentos.
No hay luna ni beso en lo oscuro,
no hay luna ni beso en lo oscuro
si no lo iluminan tus versos.
Si no lo iluminan tus versos,
si no lo iluminan tus versos
el niño sigue en la cuna
ajeno al hombre y sus miedos.