Imagen: «Audacia» Hatem Khraiche
«Creo que si mirásemos más al cielo, acabaríamos por tener alas.» Gustave Flaubert
Del amor ya se ha escrito todo,
porque nada de lo que se expresa es suficiente.
Uno queda atrapado, con cara de bobo,
ante la torpe incompetencia del lenguaje.
Como si sólo en un parpadeo
se pudiera contemplar el infinito,
buscamos en el otro nuestro espejo
como si en aquella cálida pupila
se extendiera un atlas del deseo, una crónica
sobre todo aquello que nos trajo hasta aquí.
Ain’t no mountain high enough
Ain’t no valley low enough
Ain’t no river wide enough
Y sin embargo ahí seguimos
buscando razones para ser amados,
argumentos que eleven nuestros corazones
tan cansados, a veces,
tan desgastados
de tiempo y soledad.
Puede suceder también que
rompamos el silencio para revelarnos,
de lo que somos,
de lo que fuimos,
de lo que queremos dejar de ser,
porque las heridas más profundas
siempre se esconden tras sus muros.
Y aunque en el fondo sabemos
que nada de lo que digamos nos devolverá al paraíso,
seguimos amando, seguimos escribiendo,
porque soñamos
que dentro de esa cálida pupila
se abre una puerta a la eternidad.