Frío que despojas
las hojas hasta desnudar la escarcha
hacerla carne, rumor de hielo,
canto de alambre, crudo designio del marinero;
entonas la vibración infinita del silencio
en tus dedos, en tu nada, en la claridad oscura
del manantial seco. Tu cálido misterio alza
el eco que resuena en la llegada de la alondra,
como la música que colma el alma, y hace crecer
las negrillas entre la hojarasca furiosa.
fotografía: Luis Lafuente.