Quería decirte que te echo de menos,
pero ya lo sabes, siempre
notas mi tristeza cuando te vas
como si te soltaras de mi mano por accidente.
Pensar en ti, entonces, soñarte,
alivia las horas de prórroga,
da un poco de aire
a mis asfixias cotidianas, desarma
los fantasmas de la soledad.
No es que no disfrute
de estar conmigo mismo, no es eso;
es solo que la vida
a tu lado respira con risas
y avanza paso a paso. Esa -y no otra-
es nuestra verdadera victoria a la muerte…
Lo demás es esperar.