Ana
siempre me hace reír.
Es su superpoder y su responsabilidad.
Para ella
darle la vuelta al mundo, pensar
que la actualidad es un cuadro y la verdad un cuento
que solo entendemos de niños es
una forma de volar, de salvarnos del naufragio.
Sé que puede parecer
una frívola deformación, una pobre comedia en sesión continúa,
pero lo cierto es que
en ocasiones,
le puede el desánimo y se sepulta en la cama,
arañando sus cicatrices,
llorando como lloran
las más bellas flores suicidas.
Es entonces,
cuando tengo que enfrentar la borrasca,
armarme de cielos
y desarmar los fantasmas
Porque su risa
es un manantial que debe preservarse
de la tóxica contaminación de la existencia.
Solo así
tal vez
le devuelva
una parte de todo lo que me ha regalado.