Dadme la verdad:
aunque duela, aunque sangre
aunque sea un tsunami que arrase con todo o
invoque a aquellos fantasmas que pueblan el desierto.
Dadme la verdad,
porque la deseo más que a la vida,
la fortuna o al amor que me consuela
en su ausencia absurda.
Dadme la verdad,
en forma de dardo o puñal
con el estallido del rayo o el estruendo
de un balazo en la noche eterna.
Dadmela. Dadme la verdad,
para que con ella pueda colmar al fin
este inabarcable e infinito silencio
tan lleno de voces
como de irrealidad.