Las lágrimas rompieron su mirada
quebrando el horizonte de sucesos.
Rastro de sales, restos de vida.
En medio de la noche,
aquella multitud no era nada,
sólo sombras, como fantasmas.
Él la miraba; ella, temblorosa, le rehuía.
La noria giraba y regiraba
su incontrolable vaivén de emociones.
Pero sus miradas se encontraron
en medio del túnel.
Se escrutaron en silencio,
se reconocieron entre la bruma.
Él quiso saber si ella estaba mareada.
Ella le hizo prometer que sus lágrimas no serían en vano.
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