Solo el amor y el arte nos sitúan
en el ahora
con todo lo que eso implica:
la consciencia plena de ser quién eres
(de todos aquellos que te forman)
para poder centrarte en lo que sientes
con todas sus consecuencias.
No existe el lugar adecuado,
ni el momento concreto,
solo la certeza de estar ahí
haciendo lo que quieres hacer.
Todo lo demás: las facturas, los quebrantos,
los platos del fregadero,
los inconvenientes de lo cotidiano…
…pueden esperar.