Exilios. 

Mi existencia se disipa 

niebla cansada que hunde mis párpados,

fluye como un río de gente, como viento entre las espigas de trigo dorado.

Demasiado pasado, demasiado futuro

para reconocerme entre la bruma. 

Así vuelvo a la nada, me cobijo en el vacío y

tu cielo, entonces,

parece tan azul como mi propio cielo. 

Su reflejo marino 

me recuerda que hay dos cosas que no deben perturbarme:

el mañana y su aurora, el ayer

y su ceniza.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s