Y sucede que a veces
nos saluda la muerte con una sonrisa
como aquel que sabe el significado de lo inevitable
el trasfondo que habita en toda luz:
su oscuridad.
Sucede también
que como en un mal guión: llueve
y nos pensamos que el cielo está triste
¿Qué tendrá este cielo?
Las suspiros se escapan de su vientre infinito…
…Sucede que caminamos por las calles, convertidos en sombra,
en borrasca o en llama que arde de luto,
disparando con la mirada
ráfagas de preguntas, que rebotan en las paredes, en las gentes,
en nuestro silencio, hasta acertar precisa
con nuestro corazón ceniciento.
Sucede entonces que
nos convertimos en filósofos al contemplar
el paso irreductible del tiempo y
miramos a la muerte a los ojos
preguntándonos cuándo será nuestro turno.
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