Para mí es tan sencillo y complejo como soñar,
esa poesía que somos sin darnos cuenta,
que hacemos sin darnos cuenta,
con gestos pequeños, como
ayudar al prójimo
o decir la verdad sin herir;
aún así qué difícil es vestir con palabras
tanta ceguera, tanta desnudez.
Mientras tú
lastimas tu cuerpo en una cadena de montaje
y te preguntas si sueñan
los coches autónomos con viajar
donde ningún humano ha llegado,
por si te irías con él.