Palabras que surgís
libres de intenciones
como el agua, que del manantial,
brota sin más deseo
que su necesidad de fluir.
Sin querer,
desnudáis mi mirada
mostráis mis interiores
a veces tan ciegos,
a veces tan oscuros,
dando sentido desde vuestra cárcel
a mi viaje sin rumbo.
De este modo
me encerráis y me liberáis,
desde vuestra paradójica realidad,
encadenadas
solamente
por el peso que los demás quieran daros.