Busco la soledad,
pero no quiero que ella me encuentre.
Sé demasiado bien que esa historia
no tendría un final feliz.
Por eso me escondo en el recuerdo,
entre las estanterías polvorientas o
en el reflejo pálido
que me observa entre mis manos
con la vana esperanza de huir…
Entre tanto,
discuto mentalmente con cretinos
que arrojaría al infierno,
sino fuera porque éste
arde en mi mirada hasta consumirla,
debato los pros y los contras
de rendirme al vacío de ser,
sin estar al fin
y escribo
porque no tengo otra arma para combatirme.
Pero entonces
una fuerza invisible
se agita hasta sublevarme,
se revela como un negativo de lo que soy
cuando estoy sin ti
y comprendo
con la luz de un despertar tardío,
que la huida es una trampa
un farol descubierto
porque nadie,
ni siquiera la muerte,
puede escapar de ti.
Debe estar conectado para enviar un comentario.