SER LIBRE es soñar posibilidades
con los ojos abiertos. Soñar
que tus manos son a la vez
alas y raíces, árbol y pájaro,
sin miedo a volar, ni a dar frutos;
saber que eres responsable de tus pasos
y que la libertad
si no es compartida
se convierte en privilegio,
en tiranía. Porque cuando las noches
sean tierra quemada y pasto de pesadillas,
ser libre, realmente libre,
será un acto último de resistencia, el viento
que esparcirá la luz y el cambio,
la verdad
y su semilla.