De tanto absurdo…
De tanta nada, me queda saber que hoy es un nuevo comienzo.
Que no queda otra que insistir hasta que canten los sauces y lloren los pájaros, congelados en un aleteo interrumpido.
Subvertir el hielo,
hasta que pueda incendiarme en una nueva ruta.
Volar por el abismo cómo bailaría Nureiev sobre las nubes.
Hacer del miedo, una isla,
Del sueño, una península.
De la pérdida, un reencuentro.
Del encuentro… Un enigma…
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