Cuando no nos queda nada

 

Por tanto, pretendo preservar lo que queda en pie de aquel que un día fui,
aquel que era capaz de soñar con otras posibilidades…
Quizás también te pueda ayudar, si te gusta mirar por la ventana o te identificas con los gatos.
Creo que ese instinto felino, esa curiosidad voraz por las nubes y los pájaros,
ha conseguido que abras este libro. A mí, sin esa bendita soledad, esa rebelión silenciosa, solo me quedaría languidecer hasta pudrirme.
Si os pasa lo mismo, no lo permitáis.

Así que leed… Leed antes de que sea demasiado tarde.